Lon Chaney, uno de los actores estadounidenses más versátiles durante la era del cine mudo, es recordado primordialmente por interpretar a personajes torturados, a menudo grotescos y acongojados, y por su habilidad para el maquillaje.
El Hombre de las Mil Caras se vio obligado a trabajar desde temprana edad para enmendar la economía familiar: se unió a una compañía de cómicos ambulantes y desarrolló sus habilidades como bailarín y tramoyista.
Su vocación por la escena acabó llevándolo al mundo del teatro y trabajó durante un tiempo en Columbia Musical Repertory Company.
A nivel personal, Chaney era hijo de padres sordomudos y su madre padecía reumatismo degenerativo. Su primera esposa fue una cantante de escaso talento que mitigó sus depresiones y sus deseos de suicidarse con el alcohol; en el proceso de divorcio el actor luchó para ganar la custodia de su hijo.
Toda esta acumulación de circunstancias influyó en la formación de su carácter y como consecuencia desarrolló una intensa inclinación por los desfavorecidos de la fortuna. Es por eso que muchos de las figuras que personificó en el cine estaban marcadas por situaciones de rechazo por la sociedad y casi al borde de la locura.
Chaney consiguió un par de trabajos en la productora Universal, pero su destreza con el maquillaje fue la que llamó la atención de los productores. Poco a poco fue ganando prestigio por su habilidad para simular deformidades, algunas veces empleando prótesis, otras dislocando sus articulaciones.
Uno de sus papeles más célebres le llegó en 1923 con El Jorobado de Nuestra Señora de París, donde aplicó una incómoda joroba, deformó su cuerpo y caracterizó su cara aplicando goma. Dos años después utilizó un maquillaje más elaborado para interpretar al Fantasma de la Ópera.
Tiempo después, Tod Browning lo dirigió en una de sus películas más conocidas, Garras Humanas, donde dio la apariencia de carecer de ambos brazos.
El director pensó en él para el papel principal de Drácula, pero a causa de un cáncer de laringe fue sustituido por otro artista. Ese mismo año, en 1930, el actor falleció. Su historia fue contada en 1957 en la película El Hombre de las Mil Caras, protagonizada por James Cagney.